Damnificado del carbón

Damnificado del carbón

DEMANDA HISTÓRICA A MULTINACIONALES DEL CARBÓN EN EL CESAR

Drummond, Carbones de La Jagua, Colombian Natural Resources, Prodeco S.A., Consorcio Minero Unido y Carbones El Tesoro, responsables de la degradación social económica, cultural y ambiental.

Siete mil habitantes, entre trabajadores, extrabajadores y personas de la comunidad del Corredor Carbonífero del Cesar, de los municipios de La Jagua de Ibirico, El Paso, Chiriguaná, Becerril, y Codazzi, apoderados por las firmas DS Legal Solutions y Al Abogados, instauraron denuncia Penal, Acción de Grupo, y Demanda Ordinaria Laboral contra las empresas: Drummond, Carbones de La Jagua, Colombian Natural Resources, Prodeco S.A., Consorcio Minero Unido y Carbones El Tesoro

La denuncia penal instaurada ante la fiscalía general de la Nación se presenta por:

1. Lesiones personales

2. Daños a los recursos naturales

3. Contaminación ambiental

 

La Acción de Grupo como mecanismo procesal que permite a un número plural de personas acudir a las autoridades judiciales para obtener el reconocimiento y pago de la indemnización de perjuicios, se presenta por reunir condiciones uniformes respecto de una misma causa que ha generado perjuicios individuales para cada una de ellas.

Y la Demanda Ordinaria Laboral, se instaura por el estado patológico presentado por los trabajadores como consecuencia del trabajo bajo condiciones de riesgo determinado por agentes físicos, químicos y biológicos.

En la zona de afectación predomina:

1. Los enfermos que deja la contaminación del carbón, producto de la carbonilla.

2. Las aguas contaminadas

3. La mala calidad de vida de quienes viven en el Corredor Carbonífero del Cesar.

4. Los daños irreversibles al Medio Ambiente

5. El incumplimiento contractual de estas empresas

6. La Responsabilidad y desigualdad laboral

 

Desde finales de la década de los 80s del siglo pasado, cuando la firma Prodeco S.A. suscribió el Contrato de Concesión Minera No. 044 de 21 de febrero de 1989 con Carbones de Colombia S.A., Carbocol, titular del Aporte Minero No. 871, para adelantar las actividades de gran minería, en la mina Calenturitas, el concepto de pequeña explotación con impactos ambientales aceptables cambió ostensiblemente. Luego, al otorgar el Estado colombiano los contratos mineros 285/95 a Carbones de la Jagua (CDJ), 132/92 a Carbones El Tesoro (CET), y 109/90 al Consorcio Minero Unido S.A. (CMU), el tema de los Planes de Manejo Ambiental se fue agudizando hasta entrar en un período catastrófico.

La complejidad de la operación de la mina Pribbenow en 1995 de la Drummond, la mina La Francia por parte de Colombian Natural Resources (CNR) en el año 2000; la mina Cerro Largo Centro en 2004 y El Descanso en el año 2009 por parte de Drummond, y posteriormente las minas El Hatillo y Cerro largo Sur en el 2012 por parte de CNR, convirtieron el Corredor Carbonífero del Cesar en un mal ejemplo ambiental con alta repercusión en la calidad de vida tanto para humanos como animales.

La diseminación de escombreras contaminantes frente a los grupos poblacionales refleja la ausencia estatal y la permisividad empresarial en detrimento de las etnias establecidas históricamente.

Las evidencias son latentes. Los techos de las casas, la hojas de los árboles y los depósitos de agua para el consumo humano, decantan el polvillo de carbón, sinónimo de maldición entre los pobladores, que al unísono sostienen que antes de la llegada de estas multinacionales se vivía mejor; el cambio de productividad, la desaparición del imaginario con grandes extensiones de servidumbre, la aculturación y transculturización de costumbres, plantea un escenario con serios problemas de identidad al vaivén de un agente económico e insensible.

La condición privilegiada de este emporio minero ubicado frente a las estribaciones de la serranía de los motilones, perteneciente a la cordillera oriental, fábrica de agua donde nacen infinidad de ríos, quebradas y manantiales cristalinos, comenzó su transgresión natural con el descapote de miles de hectáreas de bosque, la anulación de cauces que se interponían a la explotación minera y el desplazamiento masivo de animales.

Los ríos Calenturitas, Tucuy, Sororia, Maracas, San Antonio y la quebrada El Pajuil, que bordean y recogen los químicos de los botaderos de escoria, se convirtieron en los primeros damnificados de la inoperancia del Estado, la desmedida voracidad destructora de las multinacionales y el incumplimiento de las leyes ambientales. Los ríos de agua potable de los 80s terminaron arrastrando las aguas contaminadas de 6 empresas cambiando de paso la vocación agrícola y cultural de los habitantes. De ser los cauces que abastecían de agua los campos y que mantenían la estabilidad hidráulica de una parte de la cuenca del Río Cesar, acabaron como vertientes para trasportar el lodo azufrado de la explotación minera.

La intervención de ríos como el San Antonio, Paraluz y El Pajuil por parte de la Drummond y la adecuación del rio Calenturitas, donde en ambos se pescaba, en la actualidad solo son espejos grises de lixiviados. La calidad del agua con PH superior a 7, no solo advirtió del peligro para los humanos y otras especies, sino para el deterioro general del entorno. A ello le sumamos la permanente precipitación de óxidos nitrosos y azufrados y dióxido de carbón que originan la lluvia acida, que puede recorrer en forma volátil grandes distancias, que al precipitarse produce afectación en los suelos generando enfermedades en los asentamientos humanos.

 

La vocación extractiva de las empresas, la utilización de explosivos en voladuras diarias, con repercusiones en las microcuencas, y la incidencia irreversible en la salud humana y el agrietamiento de casas, enseña un verdadero problema de salubridad pública. De todos los flagelos endémicos, el polvillo de carbón constituye la principal enfermedad silenciosa. La neumoconiosis colectiva se hace latente en niños y adultos que comenzaron inicialmente con patologías respiratorias que luego decantaron en complejas molestias de fibrosis pulmonar.

El manejo irresponsable de las minas con las aguas filtradas en los frentes de explotación generó una serie de lagunas de aguas ácidas que luego fueron vertidas a los principales afluentes con el sofisma de aguas tratadas. La dermatitis generalizada en los habitantes del área de influencia se ha ido tornando crítica. A ello se sumó la tragedia diaria de miles de trabajadores que comenzaron a sucumbir ante la exigencia laboral; las altas temperaturas, el ruido, la vibración en las maquinarias, el levantamiento de polvo, la exposición solar, la producción de dióxido de carbono, la exposición al óxido de azufre, fueron dejando tantos damnificados que se traduce en la creación jurídica de asociaciones de enfermos como Asotred (asociación de trabajadores enfermos de la Drummond), y Asotrecaj, (Asociación de Trabajadores Enfermos del Carbón de la Jagua de Ibirico), donde las enfermedades pulmonares, las insuficiencias renales, las hernias discales y cervicales, son la tragedia permanente y común.

 

Lo más alarmante, es la confabulación de los entes médicos con las empresas, delatando de paso un problema de corrupción; si bien en el contexto minero se atiende a los pacientes con soluciones genéricas, e incluso con hacinamientos de 48 horas como los que ejerce Prodeco en una sede que los mineros bautizaron como «Guantánamo», quienes pueden acceder a especialistas, reafirman la tragedia laboral; las historias clínicas, van desde problemas en la columna, el deterioro auditivo y visual; enfermedades causadas por vibraciones (trastornos de músculos, tendones, huesos, articulaciones, vasos sanguíneos periféricos o nervios periféricos); trastornos de las vías respiratorias superiores causados por agentes sensibles o irritantes reconocidos e inherentes al proceso de trabajo; dermatosis alérgica de contacto y urticaria de contacto causadas por otros alérgenos; enfermedades del sistema osteomuscular: Tenosinovitis de la estiloides radial debida a movimientos repetitivos, esfuerzos intensos y posturas extremas de la muñeca. Síndrome del túnel carpiano debido a períodos prolongados de trabajo intenso y repetitivo, trabajo que entrañe vibraciones, posturas extremas de la muñeca, o una combinación de estos tres factores; cáncer pulmonar y hasta el nistagmo de los mineros que es cuando los movimientos involuntarios corroboran un problema cerebral.

 

Las encuestas de enfermos del Sisbén en los municipios del Paso y La Jagua de Ibirico; los diagnósticos adelantados por la Secretaría de Salud departamental con cifras preocupantes en bronconeumonía, asma, amigdalitis, rinofaringitis y dermatitis; los testimonios de mujeres que compran agua potable en bolsas y botellas para lavarse los genitales porque el agua de los acueductos locales, especialmente los de la parte occidental, donde los acuíferos han sido infectados por el germen oxidante, permite vislumbrar un futuro poco esperanzador para las comunidades en lo que ya muchos denominan el Corredor Carbonífero de la muerte.

 

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